Nada me abruma si tengo la claridad de tu amor
¿Has notado que en ocasiones el silencio me abraza, que las palabras duermen dentro de mi boca y el mismo aire que las articula parece escaparse de mí? ¿Has visto cuando se pierden mis ojos en una vastedad desconocida a simple vista, como queriendo dibujar a Dios mismo con un solo dedo y trazar cada rasgo de alguna invisibilidad? ¿Has escuchado alguna vez el silencio intermitente de los latidos que se van apresurando cuando te acercas en el límite que únicamente tú puedes rebasar porque te pertenece?
Mira qué situaciones nos llevan a pensarlo...
Y de pronto te digo "Amor", concretando el sustantivo abstracto que a veces es imposible de definir. Y te vivo, te experimento; eres más un acontecimiento que un ser humano. Pareciera que toda una colectividad se deposita en cada palabra que pronuncias, en tonos distintos y musicalidad sublime. El mundo marcha a una velocidad que es terrible, y tú eres como una gota que cae en el suelo y detiene cada centésima de segundo.
Mira qué locura la mía, para dejar de medir el tiempo...
Y un beso... ¡Dios Santo, un beso! ¡Cuán supremo es el título que obtenemos cuando unimos nuestros labios, cuando apenas se esboza un contacto entre el aliento dulce que de nosotros emana. Y absorbemos un poco de nuestra humanidad, yo bebo un poco de tu celestial entorno, y revitalizo cada célula de mi organismo. Se pierde la batuta para dirigir los neurotransmisores, y llega de nuevo un letargo pacífico donde el sueño redunda en ti, en ti, en ti.
Mira qué afán, por el afán de querer...
Quiero tanto pero al tiempo quiero nada, porque en quererte sé que quisiera prescindir del mundo, sin querer profanar la esencia de lo que querer significa. Pues tengo lo que de ti es, tu amor, tu oído, tus besos, tu ser. Qué hice para merecerte, no lo sé; lo que sí es que por el afán de querer te siento dentro de cada gota de sangre. Escucho al viento y es tu voz que susurra en mi quietud que todo estará más que bien. Te amo, y por el afán de querer, quiero amarte hasta que me duela, si bien el amor no conoce el dolor y el dolor no tiene cabida en el amor.
Mira, que por el afán de querer te quiero más de lo que quiero quererte.
A ti, mi afán más grande y único, sólo tú