10 de febrero de 2011

чудо

¿Cómo negar la existencia sublime del único remanso pacífico en ti?


Tú, mejor que nadie, conoces el nombre de cada uno de mis latidos, que van rápidos por la pradera de los días cuando el tiempo parece ausentarse. Le das un giro entero a las horas que fluyen en el caudal infinito de segundos intentos, de oportunidades ganadas sin haberse pedido. Tú, mejor que nadie, sabes exactamente qué me aflige, qué me alegra. ¡Cómo no agradecer la paciencia en la turbulencia de hazañas malogradas!
Ven por las tardes para hablarte frente a frente y decir que todo está de antemano bien. Permite que mi abrazo te cubra el frío de invierno, si bien has anhelado tanto como yo el refugio de la tibieza compartida, del amor manifiesto sin palabras ni versos. Quédate conmigo, Amor Mío, y escapa de las tormentas de arena y nieve que aguardan afuera.
Observa cautelosamente estas facciones que de pronto recuperan su juventud, su niñez. Ya me concediste la dicha de imprimir huellas a tu lado; ahora permíteme ser enteramente de ti, para ti. Me has dado tanto que la lista jamás la terminaría más allá de tres mil razones. Más que un arco iris, que la lluvia, más que una puesta de sol o una Luna llena, eres un milagro.
¡Y mira qué situación! Soy quien obtiene los suspiros de esa figura perfecta y tallada con manos delicadas; soy quien yace al lado de tus ojos cerrados, tu respiración pausada y el inconsciente caminar por territorios embelesados de nardos y tulipanes. Soy tuyo, prodigio de la naturaleza hecho mujer.
Quedemos en este trance maravilloso, contando estrellas fugaces y bebiendo un té caliente, mientras adentro se escucha música lenta y romántica. Sigamos en la adicción preponderante de buscar risas estridentes, notas perfectamente pautadas, texturas sin descripción y sonidos históricos que nadie ha escuchado. Permanezcamos unidos hasta que el mundo se desmorone, y después sigamos tomados de la mano, compartiendo un sudor apenas aparente, muestra del fuego que nos mueve de un lado a otro del espacio infinito.
Compongamos mil sinfonías y conciertos a este amor que estalló cuando posaste tu mirada oscura sobre la noche de mi atuendo, convirtiendo en día soleado la penumbra de un tiempo que sin ser tal se conjuga entre tú y yo. Sueño de mi vida, realidad de mis noches, nada más hay que expresarte cuando la razón se escapa y el rapto etéreo me lleva a caminar por cielos despejados donde tú aguardas. Y te veré, Ángel Paciente, mientras la luz del Sol entra por la ventana y recupero mi consciencia me invade desde un tipo de milagro que tú eres.
Milagro, es lo que eres.
A ti, evidencia de que las rotaciones cobran sentido por tu presencia


6 de febrero de 2011

Caminas, camino

No son castillos en el aire, sino todas las fortalezas a nuestro alrededor

Dormimos, soñamos, vagamos despiertos
por sendas y glorias que no conocemos.
Salimos del mundo con brazos abiertos
tomando los tiempos si los recorremos.

Me observas, te escucho, quedamos unidos
sin trabas o vallas que yergan su altura.
Sonidos tan bellos de nuestros latidos
con pausas, sin prisa de armar su cordura.

Caminas, camino: el mundo ya es nuestro
y espera con ansias llevarnos al paso,
que aun los errores nos hacen perfectos,
nos vuelven más libres que el sol en ocasos.

Tus labios son arpas con su melodía
que intoxica el vaho del silencio absurdo.
Las manos, tan bellas, que todo lo harían,
construyen los muros de un amor profundo.

Esperas y avanzas, como el mar inmenso,
tu claridad guarda una paz embriagante.
Nadaré en tus aguas, hoy te lo confieso;
más allá de humanos somos dos amantes.

Caminas, camino: el mundo ya es nuestro
y espera con ansias llevarnos al paso,
que aun los errores nos hacen perfectos,
nos vuelven más libres que el sol en ocasos.

A ti, sol que derrite los polos, suero de la verdad, dulce paciencia