
La excepción de todas las reglas halló lugar en nosotros
Anochece y los minutos son eternos,
deambulando por las calles solitarias.
Sólo aquella Luna llena puede vernos
sumergidos en las travesías diarias.
No podemos ya negar
que la fiel naturaleza nos condujo hasta este punto.
¿Para qué disimular,
si guardar nuestros latidos es ya menos que un insulto?
Somos uno, al centro del universo.
Somos uno, el origen de la vida.
Somos uno, diluyéndose en un beso.
Somos uno, sin opción a una salida.
Nos resguardan las luces artificiales
y el obstáculo ya sólo es la mirada.
Contemplamos nuestros fuegos celestiales,
enervados con pupilas dilatadas.
Y el abrazo es el fervor
de volcanes ya sin sueño que erupcionan al instante.
El amor es el tenor
para cada movimiento de este binomio de amantes.
Somos uno, al centro del universo.
Somos uno, el origen de la vida.
Somos uno, diluyéndose en un beso.
Somos uno, sin opción a una salida.
Estás en mí, surcando mis sentidos,
danzando en mis oídos con tu voz inmortal.
Sin la razón, soy un recién nacido,
cubierto en este nido de pasión angelical.
Somos uno, al centro del universo.
Somos uno, el origen de la vida.
Somos uno, diluyéndose en un beso.
Somos uno, sin opción a una salida.
A ti, Musa Única