Vengan las trifulcas a romper la calma
para que estos ojos derramen su llanto.
Caigan las paredes de la enorme casa,
desplómense, arqueados, los grandes palacios.
Ábranse las nubes con lluvia estruendosa,
soplen, ventarrones, vayan implacables.
Arda todo el fuego por praderas secas
sólo haya cenizas de un tiempo agradable.
Nada nos encone, ni rompa la dicha.
No haya adversidades que siembren su miedo.
Ni los terremotos que ahogan las cimas
nos muevan, Cariño, de este firme suelo.
Somos un binomio más fuerte que el centro
de esta Tierra joven que bulle en problemas.
Nos atamos siempre con manos y cuerpo,
manteniendo firmes los pies en la arena.
Este amor es todo lo que ya nos basta.
venga lo que venga, nos guarda y apresta.
Que la paz hirviente llene nuestras almas.
Y tú aquí me tienes: torre y fortaleza.
A ti, porque voy a ser tu brillo recíproco cuando esté ocuro.
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