
Los días transcurren y en ellos la magia de cada segundo es un concierto
Tendrás el color de la oscuridad silenciosa.
Caminarás sobre grava de volcanes extintos.
Lloverán meteoros sobre la estepa dorada.
Las frondas brillarán en un verde intenso y sólido.
Nacerá la mente cargada de ideas.
Soñarás con el nombre de un ser diminuto.
La magnificencia de su mirada derrumbará la torre
con el guerrero incólume de yelmo corroído.
Sin sonido alguno pautarás mil odas
trastocando los límites de consciente método.
Darás un vistazo a la misma Eternidad.
Comprenderás el misterio más humilde y hermoso.
No hará falta una letra para la ciencia pura.
De los libros enormes caerán los teoremas.
Y la infancia preciosa volverá a tus meses.
Con su música bella inundarás los días.
La paciencia sublime será tu apellido.
Los ojos sonrientes fulminarán la seriedad.
Flotarás aunque tus pies sigan en la tierra.
Sonreirás aunque el mismo averno se abra ante tus ojos.
Dejarás que te abrace la idea hecha realidad.
Desearás en ese mismo instante morir.
Pero después sabrás que es el Paraíso en la vida
lo que te obligará a cerrar los ojos y creer que estás volando a su lado.
Todo bocado será dulce, todo latido será melodioso.
Sentirás que han pasado mil años
mientras sus manos allanan tu espalda.
El compás de su melódica existencia te devolverá el aliento.
Hasta entonces caerás en la cuenta de que estás vivo
y la realidad jamás fue tan bella, jamás, sólo junto a ella.
A ti, la verdad más evidente e increíblemente posible
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